EL LOCO PETA

Nadie sabe a ciencia cierta
quién lo ha dejado en el pueblo;
tal vez haya sido el viento
o fue quizás el misterio.

Es el hombre que al silencio
le hace una broma macabra,
porque para ser notable
le sobra media palabra.

El que de golpe y porrazo
con un silbato en el pecho,
apareció una mañana
de acreditado ‘placero’.

Y de entrada puso a prueba
su sensatez al extremo
espantando los fantasmas
de los borricos sin dueño.

Aunque lo tienen por loco,
por él cambiaron las cosas:
el césped luce otro verde
y está más blanca la rosa.

Ya que el pino y la magnolia
en un acto de confianza,
proclamaron a este loco
su ‘doctor honoris causa’...
un ‘placero’ entre comillas
sin vacaciones ni horarios,
es justo que tenga el rango
de un ‘intendente honorario’.

Si Miguel Ángel Ibáñez,
placero de Cafayate,
igual que el sol y los vinos
ya pertenece al paisaje.

Pero su nombre de pila
no quedará en la leyenda,
sino en la boca de todos:
el popular ‘Loco Peta’.

Los que dicen estar cuerdos
sin pruebas de su cordura,
a Miguel Ángel Ibáñez
lo acusaron de locura
hundiendo en el niño grande
el cuchillo de la duda.

Sin embargo, el ‘Loco Peta’
con una escoba de luna,
de la placita del pueblo
desaloja la basura.

Y pone en tela de juicio
desde su simple estatura,
la vara con que se mide
¡La razón! ¡Y la locura!

Yuyo Montes

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