INFIEL POR NECESIDAD

(milonga)
letra y música: Yuyo Montes

-Permiso, Su Señoría...
aquí venimos los dos:
nos casamos ante Dios
según la Iglesia Cristiana,
pero hace ya una semana
que las cosas andan mal;
no somos tal para cual
y, por ser un hombre recto,
quiero dejar sin efecto
la sociedad conyugal.

-Yo, como juez de la causa,
debo escuchar dos campanas.
Que hable primero la dama
y a usted lo escucho después.
-¡Muchas gracias señor juez!
¡Pero esto ya es un infierno...!
Yo quise un hombre moderno,
lo que se dice ... ¡un pendejo!
Para cambiarlo a este viejo
por un bocado más tierno.

Le digo que, de verdad,
yo me siento avergonzada...
Es mi primer resbalada,
aunque no quiera creer...
Una es débil, es mujer...
y al verme ¡tan olvidada!...
No sé si fue su mirada...
pero aquel desconocido,
suplente de mi marido,
¡me tenía recopada!

Por esta causa, mi esposo
se niega a darme el sustento.
Me esconde los alimentos,
la pava, el calentador...
¡No lo engañé por amor!
Solamente por zoncera.
¡Eran veinte primaveras
que me querían besar...!
Yo me le quise escapar
y tropecé en la escalera.

-¡Protesto, Su Señoría!
Por culpa de esta fulana
sólo me falta la lana
para ser un buen carnero.
Puse todo mi dinero
en las manos de esta dama,
pero al salir de la cama,
como acostumbra un esposo,
a mí me usaba ese ‘coso’
las pantuflas y el pijama.

-Él me dejaba ¡tan sola...!
-¡Trabajaba todo el día!
-Y temprano se dormía
porque “¡estaba muy cansado!”
-¡Yo soy un hombre ocupado!
-¡Eso no es ser buen marido!
-¡Con ella siempre he cumplido!
-Señor juez, ¡miles de veces!
no quería que lo bese
porque miraba un partido.

No dejaba que lo toque
a la hora de la siesta
y me obligaba a su fiesta
estando yo desganada.
Así, sin sentir ya… ¡nada!
lo tenía que aguantar.
Y él no se puede negar
que después de sus parrandas,
con esa misma baranda
¡conmigo se iba a acostar!

- Le digo Su Señoría,
sin abundar en detalles,
que ya ni salgo a la calle
por evitar comentarios.
Sabe todo el vecindario
que ese tipo y la engañera
esperaban que me fuera
a chatear por Internet
para tomarme el fernet
que guardaba en la heladera.

- No es verdad, todo es mentira
lo que dice este señor.
Yo he buscado algo mejor
porque es la ley de la vida;
y esa falta de comida,
voy a decir sin empacho,
me la daba ese muchacho.
Era carne en buen sentido
y el vivo de mi marido
¡se comía sus ‘bifachos’!

- A mí ya me parecía
que algo olía en mal estado.
Yo por no ser desconfiado,
cuando él me decía “socio”
no pensé que el tal negocio
era más que una bicoca
y por culpa de esta loca
y de ese juna e’ gran siete
me tienen para el churrete
los barra brava de Boca.

-Voy a dictar la sentencia
después de escuchar las partes,
porque el amor es un arte
y mi mejor fundamento.
Señor, cuánto lo lamento.
¡No hay infidelidad!
La mujer, en soledad,
mucho tiempo no resiste
y así el engaño... ¡no existe!
cuando es por necesidad.


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